jueves, 29 de diciembre de 2016

Padrones de Fuerteventura de Principios del XIX

Dejo un fragmento del libro "ANOTACIONES EN TORNO A UNOS PADRONES DE FUERTEVENTURA DE PRINCIPIOS DEL XIX" de 
FRANCISCO J. MACÍAS MARTÍN, donde aparecen los nombres de varios de los apellidos que llevo: DeNiz, Llarena, Peña, Bello, Santana.  El documento original pueden consultarlo en: http://mdc.ulpgc.es/cdm/singleitem/collection/tebeto/id/252/rec/4

"INTRODUCCIÓN

Lo que pretendemos con estas páginas es acercar al lector a las carac­terísticas de la población de Fuerteventura a principios del siglo xix. Y lo intentaremos a través de unos censos con una clara finalidad militar, en el sentido que son el resultado de una orden superior, dada a los responsables de los distintos pueblos y pagos de la isla, para saber el número de hom­bres útiles para la guerra residentes en cada uno, allá por 1809. Por tanto, nos trasladan a un momento bien preciso y de sobra conocido, como es el de la llamada Guerra de la Independencia. Un tiempo en que el temor habi­tual a la invasión extranjera, cobró mayor virulencia. En este sentido, las autoridades no hicieron sino repetir viejos patrones de conducta, que par­tían de una base indiscutible -al menos así lo había demostrado la histo­ria-: las Islas, y en este caso Fuerteventura, debían defenderse contando sólo con sus recursos.

Son padrones que, propiamente, caracterizan el estilo habitual de este tipo de documentos durante la segunda mitad del siglo xviii. Aunque rea­lizados por las mismas fechas, no presentan, empero, una forma única de plasmar los datos. Como se verá, en los listados aparecen, como decimos, los nombres de los varones -en ocasiones figura alguna mujer, pero siem­pre en relación a su marido o a algún hijo-, su condición o situación económica, edad, estado de salud, estado civil, número de hijos, si está presente o ausente, estatura, etc.

La referencia, reiterada, a la existencia de parientes «filiados», parece evidenciar que las personas citadas en estas relaciones sólo son una parte de los adultos con capacidad de combatir. El resto parece estar ya encuadrado, ordenándose estos listados con el fin de organizar alguna/s uni­dad/ es de milicias urbana/s. Las referencias a «hombres con posibles» ya en servicio, o apuntados en reclutas, destacamentos, etc., así como de los 145 mecionados como no presentes «en el actual servicio de las armas», lo indicaría. En todo caso, queda claro en la redacción de las mismas que aluden a un abanico de edad muy concreto: el comprendido entre los 14 y los 45 años, si bien en alguna existen individuos más jóvenes y, en otras, más viejos.

En definitiva, y no perdiendo de vista el momento histórico concreto, y tampoco la situación socioeconómica del Archipiélago por aquel enton­ces, creemos que el documento que presentamos ayuda a comprender mejor nuestro pasado, a valorar a nuestros ancestros y a comprender lo que somos.

Una última advertencia, el legajo, que reproducimos tal y como hoy se custodia en el Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife', está incompleto y, en algunos pasajes, deteriorado. Cuando esta última circunstancia ha impedido transcribir los datos así se advierte.

En todo caso, ahí está y que cada cual extraiga sus consecuencias".

Pájara









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